martes, 20 de noviembre de 2007

51. Sobre la prohibición

El hombre es un ser social por naturaleza, aunque a veces pensemos lo contrario porque da la sensación de encontrarse solo.
Viviendo en grupo es normal que se dicten una serie de normas no escritas para que la convivencia sea tranquila.
En la época de las cavernas no existían ni lápiz ni papel en donde poder transcribir dichas normas, de forma que todo el mundo las supiera, pero estaban las paredes para poner graffitis y , por ejemplo, invocar a la diosa fertilidad para que el devenir de la existencia fuera más placentero y tranquilo.
Lo cierto es que, desde la noche de los tiempos, todo lo prohibido ha ejercido cierta atracción sobre los seres humanos.
Primero, en el Jardín del Edén, cuando a Eva se le ofrece la manzana, y luego se la ofrece a su compañero Adán.
En ese caso, La serpiente, sabiendo cómo era la naturaleza del ser humano, utilizó la psicología inversa para conseguir el efecto contrario de lo que dictaba: En este caso, que la pobre Eva mordiera de la manzana, y luego, ofrecérsela a su compañero Adán.
Es curioso, pero desde entonces la prohibición ha ejercido un efecto de atracción sobre los seres humanos.
Y, de hecho, si utilizamos la psicología inversa, podemos conseguir resultados en un gran tanto por ciento de los casos.
Esto funciona en todos los grupos sociales, sin distinción de raza, credo o religión.
Es otra de las cosas que me choca del ser humano.
En la actualidad, vivimos en un lugar plagado de leyes, algunas de las cuales las encuentro de lo más absurdo.
Como las leyes son una cosa arbitraria de la naturaleza, en algunas ocasiones cuestionamos el por qué de las mismas.
Y en vez de obedecerlas, simplemente, nos preguntamos por qué son así. Es como si tuviéramos una reminiscencia del Jardín del Edén, cuando le ocurrió lo que les ocurrió a Adán y a Eva.
Seguramente, si utilizáramos la psicología inversa, conseguiríamos mejores resultados, pero como no lo he probado con las leyes, sólo puedo hablar de elucubraciones y no de resultados sobre el papel.
Quizá el problema sea que muchas personas confunden la libertad con otra cosa.
Vivimos en libertad, pero ojo, hay gente que no recuerda que siendo muchos seres humanos, cada uno de ellos posee la misma libertad
El problema es cuando la libertad de uno, invade la del otro individuo.
En ese caso, se tiene que delimitar la libertad
Pero esto será tema para otra disertación
Un saludo.





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