En una mañana fría del mes de Febrero, el canto de las máquinas retroexcavadoras y ese dulce piar, acompañado de los martillos neumáticos, hacen que me den cuenta que otro día más ha llegado y nadie sabe cómo ha sido.
El tiempo, ese gran pasota, ha vuelto a hacer de las suyas y nos convertimos en esclavos del reloj ( reloj, no marques las horas como cantaría aquél) . Estamos todo el día mirando el reloj, como si fuéramos coquetos mirando a un espejo. La angustia del paso del tiempo, la herida que nunca se cierra.
El envejecer es una cosa que nos angustia a todos ( a unos más que a otros), y hacemos lo que está en nuestras manos para evitar que ese paso del tiempo no nos afecte en demasía.
Algunos, como los actores/actrices, y presentadores de televisión, a través de la cirugía estética, porque la imagen lo es todo, y estamos condicionados siempre por la imagen pública, pero también la privada. Parecemos directores de fotografía, obsesionados( unos, más que otros, por supuesto) porque todos los fotogramas de nuestra vida salgan perfectos y sin ningún borrón.
Vivimos en una sociedad que nos hace esclava del tiempo, de las cosas materiales, y de la imagen que proyectamos en los demás.( Esto es sólo una opinión personal, no un dogma de fe, ojo)
Y para terminar, entra el último componente que condiciona nuestra existencia en este planeta: el dinero.
Éstas son las cosas que nos obsesionan en la sociedad de hoy, y para conseguirlas, no dudamos un solo instante en convertirnos en esclavos. Triste, pero así son las cosas.
Y yo me pregunto:
-Si un desodorante tiene mal olor, ¿se echa a sí mismo?
-Cuando Mónica se queda sin voz, se queda "AFMÓNICA"?
En fin, hasta aquí hemos llegado.
Mañana , más
No me faltéis, ein?
Un saludo
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