jueves, 1 de marzo de 2012

775. Sobre historia de una tarjeta SIM

 Martes 1 de Marzo 2012. 0.07 hora zulú. La primavera está a la vuelta de la esquina y viene con rebajas.
No hay nada mejor que empezar un mes primaveral con un rampyrelato. El de hoy empieza así.
Imagen 1

Hola a tod@s. Me llamo tarjeta SIM ( Imagen 1) y soy el encargado de hacer funcionar las terminales de teléfonos móviles en todo el mundo. Mi misión es muy importante y como decía el tío de Spiderman: " Todo poder implica tener una gran responsabilidad". Os preguntaréis que qué hago aquí, pues bien, me gustaría comentaros una historia que le ocurrió a nuestro amigo Rampy.
Imagen 2
Todo empezó el día que a su hermano se le perdió el teléfono móvil. Mientras compraba otro, y para tener comunicación, al ser ambos móviles de la misma marca, el hermano de Rampy le pidio a éste que le dejara su antiguo móvil . Y a Rampy no le importó, puesto que su antiguo amigo Noki, dormía el sueño de los justos, aunque no estuviera "nokiao".
Imagen 3
Entonces, Rampy fue a buscar el teléfono móvil, (Imagen 2) pero antes de dárselo a su hermano, tenía que hacerle una serie de pruebas para ver si el teléfono todavía respondía a los estímulos, o estaba completamente muerto.
Imagen 4
Para eso tuvo que sacar la tarjeta SIM de su actual teléfono móvil y meterla en el dispositivo de su antiguo teléfono ( Imagen 3)
Al principio, resultó difícil hallar dónde se colocaba la tarjeta SIM, ya que Rampy precisamente no es hábil con las cosas mecánicas, pero tras mucho tiempo indagando, llegó a la conclusión de que había que colocarlo donde pone "tarjeta SIM
(Image 4).

Imagen 5
Así que Rampy me cogió con su pequeña mano ( Imagen 5) y me introdujo en la pequeña ranura para tarjetas SIM. Encendió el teléfono, y parece que le dio error, aunque funcionaba de aquella manera, puesto que tenía poca batería.
Después de no poco esfuerzo, Rampy logró introducirme en semejante agujero, y después encendió el teléfono y parecía que todo estaba en orden, salvo por el pequeño detalle de que el teléfono no me reconocía quién era.
Esto le extrañó mucho a Rampy, pero al realizar la operación con normalidad y ser positiva, se dispuso a sacarme del agujero para ponerme en su lugar original.
Desgraciadamente, las cosas no eran tan sencillas como eso.
Intentó tirar de la lengüeta que tiene el teléfono para sacarme de ese agujero, pero parecía que no funcionaba. Intentó tirar algunas veces con sus dedos, pero eso lo que hacía era romperse las uñas y no conseguir que saliera.
Al ver que no lo conseguía, Rampy intentó buscar otras soluciones alternativas.
Primero, buscó unas pinzas ( Imagen 6) para ver si podía agarrarme y tirar con todas sus fuerzas y poder sacarme.

Imagen 6

Pero la superficie para coger era tan pequeña que no había manera.
Conforme pasaba el tiempo, la paciencia de Rampy se iba agotando, como el dinero a fin de mes.

Imagen 7
Al ver que eso no funcionaba, intentó desarmar el teléfono móvil y para eso cogió un destornillador ( Imagen 7), pero desgraciadamente, los tornillos que había que aflojar eran un poco más pequeños que la cabeza de dicho destornillador y tampoco funcionó.
Entonces, desesperado, intentó doblar el teléfono, como si fuera un piquito, pero luego recordó que con esa solución no podría darle el teléfono a su hermano, y la descartó por ser demasiado radical .
Fue entonces cuando solicitó la ayuda de su padre, al que tuve que explicarle detalladamente y hasta tres veces lo que le sucedía al teléfono.
Al principio, pensaba que lo que tenía que sacar era la lengüeta y no a mí, pero Rampy le explicó que era a mí a quién había que sacar.

Imagen 8
Fue entonces , cuando el padre de Rampy se fue en busca de las herramientas y trajo unas pinzas (Imagen 8) para intentar sacarme, pero éstas eran demasiados grandes para agarrarme y descartó dicha solución.
Imagen 9
Y entonces pensó que tenía que ser algo más pequeño para que pudiera agarrarse mejor a mis revecos, y poder salir de dicha trampa "Móvil".
Y fue entonces cuando llegó mi héroe. Era apuesto como él solo y tenía un aire de vencedor que sólo tiene los campeones. Se llamaba Ali Cates ( Imagen 9) y era lo suficiente fuerte y lo suficientemente pequeño para poder agarrarme y sacarme de dicho laberinto.
Con simplemente un movimiento de presión y pinzamiento, fue capaz de sacarme de allí. Y aquí acabó mi odisea.
Intentando analizar cuál fue el motivo por el cual me quedara atrancado en dicho laberinto, Rampy llegó a la conclusión de que me había colocado AL REVÉS!!!!
Y por eso me quedé atrancado. Afortunadamente, esta historia tuvo un final feliz.
Y la moraleja es la siguiente:
Por muchos problemas que tengas en la vida, los nervios y la impaciencia, no te ayudarán a resolverlos
Y ya sólo queda decir aquello de:
El resto es...shh...shilencio.
Feliz Jueves.
Gracias por estar ahí.


5 comentarios:

  1. ja ja Perfectamente contado y estupenda conclusion final....Un besote

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  2. Je, je. Como mi hermanita, inútiles tecnológicos.
    Salu2

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  3. Un post buenísimo, Rampy! Me ha hecho mucha gracia cuando describes al héroe Ali Cates(durante unos segundos lo he podido visualizar personificado), y también cuando comentas que la solución de doblar el teléfono podía ser "demasiado radical", jajaja.

    En cuanto a lo de que tu paciencia se iba agotando como el sueldo a fin de mes, sólo comentar que últimamente el sueldo se va agotando a principio o como mucho, mediados de mes, pero confiemos en que pronto todo empiece a mejorar.

    (Bonitas manos las tuyas)

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  4. Me has hecho pasar un buen rato leyendo tu aventura. jeje.
    Gracias. Abrazo. Jabo

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  5. Jajaja Un zape para Rampy y un ¡VIVA! para Ali Cates jjeje.


    Beso.

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