jueves, 17 de enero de 2008

105. Sobre .médicos

Cada vez que tengo que empezar un nuevo artículo para mi blog es como si una parte de mí pidiera a gritos salir al exterior para exteriorizar ( nunca mejor dicho) sus pensamientos.
A veces, esos pensamientos callados, por mucho que griten, sólo se oyen con ultrasonidos, pero otras veces los oyes tan claramente que puede llegar a asustarte.
A lo largo de nuestra vida, llegamos a conoces a muchas personas, algunas de las cuales se quedan grabadas en nuestra mente, como nuestro primer beso, o nuestro primer amor y otras pasan totalmente desapercibidas como agua que cae por el desague de la alcantarilla.
Uno de esos momentos que se te quedan grabados como una canción de mp3 es cuando vas al médico. La primera vez, claro está, si te pilla de pequeñito, vas con tu madre, pero luego, conforme vas creciendo, llega cierto día en el que tienes que ir solo ( como el café sin leche)
Si eres tímido y no hablas mucho, lo tienes chungo, porque el médico basa su diagnóstico ( te imaginas un médico agnóstico haciendo un diagnóstico?) en el resultado de la charla breve que tiene contigo.
Precisamente, ayer tuve que ir al ´médico por un problema. Tenía la consulta bastante temprano y la verdad ,no tuve que esperar gran tiempo.
Estaba un poco preocupado por un problema de aliento, puesto que últimamente, por las comidas pesadas, notaba pesadez de estómago y también notaba cómo cierto olor a huevo podrido hacía la escalada hasta mi boca, como si estuviera escalando el Kilimanjaro.
Además de eso, estaba un poco preocupado por una tos seca, insoportable que me acompaña, como sombra, allá donde vaya.
La consulta apenas si duró unos cinco minutos. Tuvimos una charla breve y luego, empeézó el frenesí del tecleo en el ordenador. Era como si estuviera deseando "soltarme", y coger de nuevo a otro paciente.
VOy poco al ´médico para saber si todos son así realmente.
Aunque también conozco personas que son verdaderos especialistas en ir al médico y tienen el record guinness de asistencia.
Yo me ubico en el extremo opuesto. Tengo que estar malísimo muriéndome, para ir al médico. Es un lugar donde no me gusta ir, sobre todo, teniendo en cuenta cómo estan las cosas de enfermedades.
Recuerdo el caso éste de la señora a la que le operaron la rodilla sana.
En fin, que mejor estar sano como un roble y no tener que ir al médico, a no ser que sea estrictamente necesario.
Hay determinadas visitas al médico que te pueden traumatizar. Se me ocurre, por ejemplo, cuando vas al dentista.
A mí me aterran esos instrumentos de tortura que usan para hacer sus operaciones de boca. Me recuerda como si fuera un hereje de la Edad Media, pidiendo penitencia por haber cometido un pecado y veo al dentista como el sádico que te va retorciendo la boca, en busca de que confieses todo.Mientras grita "ARREPIENTETE, ARREPIENTETE"!´
Y que me perdonen los dentistas
En fin, mejor termino, antes de que me coloquen un empaste y maten mi dolor
Un saludo












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