Viernes por la tarde-noche. “No ché” qué escribir. Estoy de escriba, cribando rigurosamente las rugosas palabras, labrando surcos de mi memoria que, a veces es mema, y se convierte en ría, y otras se merma, como marmita vieja que se veja en “mitá “del mar.
Una mosca revolotea a mí alrededor, acercándose en plan suicida kamikaze, hasta que la cace con un helado kamy.
En mis oídos resuena una canción. Una dulce melodía llena de amor y esperanza, porque hay días en que necesitas escuchar bonitas palabras que te animen a seguir viviendo en esta vida, que es a veces tan maravillosa, y a veces , tan cruel, en donde nos ha tocado vivir, como si fuera un premio gordo de la lotería.
Ayer (día 1 de noviembre) fue el día de todos los santos. En la tradición cristiana, se suele poner en esta fecha, el nombre de todos los santos que no tienen cabida en los demás días del año. Y el dia 2 es el día de los difuntos. Esta es una celebración cristiana, cuyo objetivo consiste es orar por aquellos fieles que han acabado su vida terrena y que se encuentran aún en estado de purificación en el Purgatorio.
Yo pensaba que el “Purgatorio” era el dormitorio de las “purgas” y las chinches, pero ya veo lo equivocado que estaba.
Lo mismo ocurre con el Código Penal, que no es el libro donde se recogen los derechos y deberes del Pene.
En fin, será mejor que deje ya por hoy mis disquisiciones, porque estoy “muerto” y necesito descansar.
Un saludo.
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