Quizá te resulte extraño recibir esta carta. Soy uno de los múltiples árboles de Navidad que, en estas fechas adornan las casas de las personas que celebran dicho acontecimiento.
Hoy te voy a contar un poco de mi historia.
Todo comienzó cuando los primeros cristianos llegaron al Norte de Europa y descubren que los habitantes de allá celebraban el nacimiento de Frey, el dios de la fertilidad, adornando un árbol perenne, en fecha muy cercana a la celebración cristiana de la Navidad.
Los cristianos de entonces, adoptaron la idea del árbol, pero cambiando totalmente el significado con el motivo que hoy conocemos ( la celebración del Nacimiento de Jesucristo)
En el siglo VIII, en un dìa de Navidad, San Bonifacio, un misionero , se encontraba predicando un sermón para convencer a los druidas de que el roble no era sagrado, y en ese momento, un roble cayó al suelo, destrozando a los árboles que encontró a su paso.
De este pequeño desastre, se consiguió salvar un pequeño abeto, al que San Bonifacio lo llamó “El árbol del Niño Dios”
Así, esta costumbre se fue imponiendo en sucesivas Navidades, llegando hasta nuestros días
Y con el paso del tiempo se agregó la tradición de poner regalos para los niños bajo el árbol.
En fin, mi carta de hoy es un poco reivindicativa. Soy un ser vivo, y en esta época del año, soy arrancado por cientos de miles para estar unos días en las casas, y luego, en la mayor parte de los casos, terminar en un contenedor de la basura.
Afortunadamente, las cosas están cambiando, y ahora parece que existe más conciencia social, pero todavía hay gente que parece insensible y no entiende que soy un ser vivo que sufre y padece como los seres humanos.
Es por ello que escribo esta carta, para que la gente tenga conciencia de ello.
Muchas gracias por tu atención y permitirme publicar esta carta en tu blog
Atentamente
Un árbol de Navidad
Ps. Para tener un mejor conocimiento de mí, me he usado wikipedia y la web de plantas y hogar.
Un saludo.
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