393. Sobre mandos

Jueves 11 de Junio 2009. 0:07 hora zulú. Mandando cartas sin mandar en la vida y sin mando a quien mandar un comando
Hola a tod@s. Me voy a presentar. Me llamo mando y cumplo una función social en muchas casas del mundo.- En mi casa, el mando, lo tengo yo-
Os preguntaréis que qué hago aquí. Es muy sencillo. Me gustaría comentaros una historia que le ocurrió a nuestro amigo Rampy.
El padre de Rampy es un manitas, al igual que Rampy es un "manazas". Eso quiere decir que le "tira todo"., es decir, que le gusta desarmar objetos y ver cómo funcionan por dentro. Rampy es más de destrozar objetos, pero bueno, esa es otra historia.
Lo cierto es que el padre de Rampy que en la actualidad está jubilado, solía trabajar en un taller de oro reparando máquinas, entre otros trabajos.
En un día de los inocentes de hace ya cierto tiempo, Rampy estaba ayudando a su padre en uno de sus trabajos. En ocasiones Rampy se aburría esperando a que su padre diera las instrucciones y se entretenía viendo todos las máquinas y aparatos que había en la fábrica donde trabajaba éste
Un mando a distancia como los que se usan para abrir el garaje, llamó la atención de nuestro amigo, así que ni corto, ni perezoso, cogió el mando y empezó a apretar los botones .
Lo que Rampy no sabía era que ese mando que él había cogido inocentemente, era en realidad una alarma de seguridad que tenía los propietarios de la fábrica, para que, en caso de tener dificultades "avisar silenciosamente" a la policía.
Una media hora más tarde, y después de recibir una llamada, un grupo de la policía se presentó en la fábrica. Iban vestidoS de GEOS, pero sin llevar zapatos GEOX y armados hasta los dientes. Su entrada fue digna del mejor asalto del mundo , con cacheo exhaustivo incluído.
Cuando Rampy y su padre los vieron, la primera sensación fue de miedo, y luego de pánico, terror y acojone.
Después de muchas explicaciones, consiguieron explicar el malentendido, pero ese día de los Inocentes quedó grabado a sangre y fuego en la memoria de nuestro amigo.
Desde ese día aprendió que NUNCA hay que tocar mandos ajenos, ni siquiera los de la policía
Afortunadamente fue una historia con final feliz- que no un final con desliz- en donde no se comió perdiz.
El resto es silencio.
Feliz Jueves