Desde que nacemos, el hombre tiene la necesidad de comunicarse. Al principio, lo hace con burdos gestos que la madre entiende a la perfección. Luego, balbucea sus primeras palabras, y sigue teniendo un vínculo invisible con la madre.
Estos balbuceos, luego, se convierten en sus primeras palabras, que, combinadas, darán lugar a su idiolecto, que le permitirá comunicarse con seres similares a él.
La comunicación ha sufrido un gran desarrollo desde que el hombre es hombre. Hoy estamos plenamente comunicados, gracias a los medios de comunicación de masas, como la televisión, los períódicos, internet y todos esos medios que nos han hecho la vida más sencilla, pero que también nos ha convertido en esclavos de esas mismas tecnologías.
Hace 15 años, era impensable que hubiera gente con teléfono móvil, por ejemplo, y hoy se hace imposible que haya gente sin ese apéndice con teclas (aunque sé de buena tinta que todavía hay gente que se resiste a llevar dicho artilugio)
Los teléfonos móviles de hoy se han convertido en verdaderas virguerías, teniendo todo tipo de artilugios al gusto del consumidor.
Primero, fueron los teléfonos digitales, en los que podía ver la numeración de la persona que te estaba llamando.
Luego, aparecieron otros modelos más avanzados, con cámara digital. Hoy en día es raro que tu teléfono no tenga este tipo de artilugio.
Luego, apareció el bluetooth, esa tecnología que te permite transmitir ficheros sin cables.
Luego, aparecieron los mp3, y las radios. Y todavía seguirá avanzando para sorprendernos con nuevos artilugios que nos hagan cambiar de terminal cada seis meses aproximadamente.
Y aparecerán más cosas, pero será en otra ocasión
… Continuará.
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